DIARIO LUCHA 1979

Teruel, MARTES 11-12-1979

Cubla: pobre en bienes, rica en virtudes.


   Cubla es un pequeño pueblo que dista de la capital 17 kilómetros, a 1088 metros de altitud. Está unido a Teruel por la carretera que, partiendo de la capital, pasa por Villaspesa y cruzando Cubla por en medio, enlaza a 3 kilómetros, en Valacloche, con la que asciende a Camarena y la que, rozando Cascante del Río, desemboca por Villel en la de Teruel – Cuenca. Bien comunicado, pues, pero sin servicio ordinario en ninguna dirección.
    No está incluido en la comunidad de Javalambre, aunque está enclavado en la serranía.
    Anteriormente a la gran corriente migratoria pasaba de los 300 habitantes. Hoy apenas rebasa el centenar.
    Está situado en una colina dominada por otra llamada de San Cristóbal en que se halla la ermita de su nombre.
    El terreno es secano, arcilloso, de escasa producción cerealista. Algunas pequeñas vaguadas empiezan a poblarse de chopos. Al pie del caserío, en dirección a las cumbres de Javalambre, el más bello rincón de Cubla. Un estrecho valle, parcelado en pequeños huertos de perenne verdor y sabrosos frutos, resguardado por un pétreo murallón, con incrustaciones de cuarzo, al este; y al oeste por una suave y aterciopelada ladera por donde se desliza el acceso a los huertos. En el lomo de esta ladera, la ermita de la virgen del Loreto. Los riega un infantil riachuelo que hasta carece de nombre. Los de Cubla lo llaman el Regajo. Cerrando el delicioso valle, se alza el Picarzuelo, rocosa atalaya. Y al pie, restos de antiguo molino.

    El Hocino es un paraje reconfortante con una fresquísima fuente, a 3 kilómetros del pueblo, entre rocas y pinares, en las estribaciones de Javalambre, delicioso lugar para excursiones veraniegas con provisiones de jamón y vino del país.

    Y mucho más arriba, hacia las cumbres de Javalambre, a unos 8 kilómetros, se alza la ingente mole rocosa de peñablanca en la que todos los años, ininterrumpidamente, anida una pareja de águilas reales.

    Camino de Valacloche se encuentra otra fuente con el expresivo nombre de Fuente Primera, nombre que indica claramente no ser la única, y a donde es costumbre ir a comer la rosca en la alegre tarde primaveral de Pascua.

    El edificio más destacable, como en todos los pueblos, es el templo parroquial, dedicado al misterio de la Asunción. Es un edificio gótico – renacentista del 1600; de mampostería con una nave cubierta de crucería estrellada. Interesante portada plateresca y torre con cuatro cuerpos de mampostería y ladrillo de grandes proporciones. Desmantelada en 1936.

    Cubla es un pueblo pobre porque el terreno es de mala calidad y no rinden los cultivos. Y los pastos para el ganado son escasos. Pero cuando uno trata a sus gentes y se adentra en el conocimiento de sus costumbres, piensa en la lógica enorme que existe en la leyenda del príncipe que se enamora locamente de la pastorcilla humilde y pobre. Son gentes sencillas, acogedoras, laboriosas, fervorosamente creyentes y con un fuerte sentido de la dignidad. Lo reflejan perfectamente sus costumbres.

    Cuando había mocerío en el pueblo, casi todos los días festivos, se celebraba baile, en la plaza o en un saloncito, según la temperatura ambiental. Daba comienzo después la cena. Celebrada ésta, el mozo se llegaba a la casa de la moza con la que deseaba bailar. Llegado a la casa se cruzaban respetuosos saludos entre el mozo solicitante y la joven y sus padres. Expuesta la solicitud por el pretendiente normalmente era aceptada y se le obsequiaba con madalenas o “tortas” finas y una copa. Y él se responsabilizaba de acompañar a la doncella a la ida y a la vuelta del baile y de que regresase sin menoscabo alguno de su dignidad.

    Muy digna de reseñarse la típica fiesta del día de los Inocentes. Por la mañana se reunían los mozos en el Ayuntamiento con todas las autoridades. Desde el alcalde hasta el alguacil traspasaban todos sus cargos a los mozos por aquel día. Cualquier transeúnte que apareciese por plazas o calles hasta las 13 horas tenía que pagar una multa previamente establecida. De lo contrario tenía que ir a la cárcel existente en los bajos del Ayuntamiento hasta que padres o amigos del multado abonasen la multa. Al mediodía un grupo de mozos se dedicaba a ir de puerta en puerta recogiendo los víveres que donaban los vecinos, mientras el otro grupo preparaba en la cocina del Ayuntamiento la comida llamada “borrasca”, a base de cordero asado. El sobrante de los víveres se subastaba y continuaba la fiesta con baile.

    La calle principal de Cubla es la comprendida entre la plaza del olmo y la plaza del “Collao” , y está dedicada a don Gregorio Cortés Sánchez. D. Gregorio fue el prototipo de las gentes de Cubla.

    Nació en 1875 y murió en 1921, el 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen de la que era fervientísimo devoto. Siendo niño todavía, por la escasez económica familiar, se tuvo que hacer cargo del pastoreo de un menguado hatillo de ovejas. Sin haber recibido, pues, la escasa cultura que se adquiere en una escuela de pueblo, él iba simultaneando el cuidado de las ovejas y su culturización sin maestro alguno. Más de una vez se olvidó de echar la merienda en el zurrón, pero no los libros. Y el que fue pastor hasta los 25 años, llegó a ser secretario del Ayuntamiento de Vendrell (Tarragona), gracias a su tesón aragonés y el afán de superación. Don Gregorio Cortés dignificó el concepto de tozudez que con sentido peyorativo nos aplican a los aragoneses. Él se elevó de categoría social y cultural por su propio esfuerzo, sin asideros de recomendaciones, ni manejos de influencias. Y sin romper violentamente con nada: tradiciones, ambiente, sugerencias paternas, condicionamientos económicos. Poniendo en juego su propio caudal: talento, tesón, honradez y rectitud.

    Cuando se produjo la vacante en la secretaría de Cubla, la solicitó y obtuvo porque prefería más servir a su pueblo que todos los posibles ascensos profesionales. Y Cubla se honró, honrando a su hijo Gregorio Cortés Sánchez rotulando una calle con su nombre. ¡Qué menos, si era él la personificación de su raza!.

Nicanor ABAD